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Confesión : El placer de la Margot

Siempre pensé que eso de los tríos y el sexo en grupo eran exageraciones del cine porno; que era imposible en la gente normal hacer esas cosas sin tener celos. Hasta que conocí a la Margot y a su novio.
Margot fue mi compañera en las prácticas laborales cuando terminamos la carrera de ingeniería y en esos meses platicamos mucho sobre cosas personales, llegando en una ocasión a hablar de sexo y fantasías eróticas.
Ella me habló de su deseo por estar con dos hombres, sentir las caricias y besos en diferentes partes de su cuerpo, que dos hombres la mamaban al mismo tiempo, pasar su lengua por dos penes y metérselos en la boca y al final sentir las dos vergas penetrándola, por delante y por detrás.
A medida que iba explicándolo se iba excitando y usando palabras subidas de tono. Esa vez igual me excité y por primera vez lo hicimos, algo que sabíamos que pasaría en algún momento, y pasó; estábamos solos en la casa que servía de hospedaje al grupo de externos ubicados en el proyecto donde hacíamos las prácticas y con facilidad terminamos compartiendo un 69 muy rico en el cual dejamos nuestros orgasmos.
Después de hacerlo conversamos un rato más y Margot habló de nuevo del sexo en trío y me preguntó si me gustaría hacerlo; le dije mi teoría, que los celos naturales de la especie humana hacían que eso fuera solo una ficción del cine porno y ella me dijo que si yo sentiría celos estando con ella y su novio; le dije que yo no, pero de seguro su novio sí.
No volvimos a hablar del tema hasta unos meses después; un día en que estábamos de vacaciones en nuestras casas, me llamó y me dijo que ella y su novio me invitaban a salir esa tarde, ir a una casita en la laguna de Apoyo, un lugar que les prestaba un amigo para quedarse a dormir; me puse nervioso, creí que era una de sus bromas, con su humor ácido, pero después oí en el teléfono una voz de hombre, su novio saludándome y diciéndome que me animara, que él no era celoso y Margot le había contado que ya lo habíamos hecho, que le diéramos gusto a Margot con lo linda persona que era.
Yo a él lo conocía de larguito, solo de hola y adios, pero al final me animé y salí de mi casa empacando lo necesario para esa noche. Margot y Róger me esperaban en la terminal de buses y salimos hacia Apoyo. Ellos llevaban unas botellas de licor para calmar mis nervios y llegamos a la casita ya cayendo el sol. Arreglar un poco, acomodarnos y ya al rato estábamos brindando por el placer de Margot, que lo primero que dijo fue «yo me encargo de todo esta noche, yo les digo que vamos a hacer».
Ella inventó un jueguito de girar una botella y quitar algo de ropa a quien señalara la botella, además de un bailecito según la música que pusimos en un radio. Y así fuimos quedando sin ropa, al mismo tiempo que la excitación iba en aumento.
La Margot se acercó a Róger de espaldas y me hizo seña de acercarme, ella enmedio de los dos y nosotros besándola y acariciándola, Róger en el cuello y la espalda, yo en sus pechos, más grandes y más duritos con la emoción. Fui besándola hacia el vientre y de rodillas comencé a mamarla, pasando mi lengua por su clítoris con muchas ganas, mientras su novio hacía lo mismo en sus nalgas y sus piernas. Margot se fue por primera vez con lo que le hacíamos, pero quería más y nos llevó al borde de la cama, se sentó y mientras nosotros de pie quedábamos frente a ella, agarró nuestras vergas y comenzó a mamarlas, a meterlas en su boca, una por una, hasta que nos acercó más y se las puso juntas, abriendo la boca todo lo que podía para que entraran. «Mi amor, que tragona y deliciosa que sos» le dijo Róger y eso la excitó aún más, porque nos mamaba aún con más deseo hasta que quiso que la penetráramos; me empujó a la cama, para quedar acostado boca arriba, sacó el condón, me lo puso rápido y se enganchó sobre mi metiéndo mi verga en su vagina que estaba mojada y tibia; le dijo a Róger que se quedara de pie, detras de ella, que se pusiera un poquito de crema humectante en la verga, que se la metiera por el culo y con sus manos se abrió las nalgas para que él la penetrara por detras de forma más fácil.
Lo que pasó después fue increíble. Margot gritaba, gemía y se movía con fuerza, apretándose hacia mi para sentir mayor penetración en su vagina, pero también pegándose contra Róger para sentir su verga en el trasero; no se cuanto tiempo estuvimos en eso, la Margot gritaba y nos decía cosas, que quería sentir sus vergas adentro, que nos viniéramos con ella; y así terminó varias veces en orgasmos muy ricos. Yo, aun después de terminar, seguí moviéndome al ritmo de la Margot y creo que a su novio le pasaba lo mismo, porque nadie quería detenerse, con tanto placer que la Margot estaba sintiendo en ese momento.
Después de un rato más, la Margot se empezó a mover más despacio y a reirse con fuerza, se acostó sobre mi y agarró a Róger para que se mantuviera junto a ella, recostados los tres sobre la cama. Después nos reímos todos, con una risa de cómplices y nos quedamos acostados, la Margot en el medio y los dos apretados a ella. Soplaba un viento rico que venía de la laguna, un viento calmado y sin celos, que olía a placer, al aroma de la Margot y su fantasía.

autor: Soñador Despierto

 

Por Ana Salgado

Psicóloga clínica especialista en terapia sexual y de parejas formada en la prestigiosa Universidad de Barcelona.
Divide su tiempo entre su práctica clínica, conferencias y su labor como columnista y bloguera.
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