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Relaciones de pareja

Violencia doméstica: ¿Ya te pegó?

El tema de la violencia doméstica esta en boga últimamente. Pero esta semana en particular se ha abierto el debate público sobre el hecho que cuando una mujer va a denunciar violencia intrafamiliar a la comisaría de la mujer le preguntan si ya la violencia ha sido física y si no es así, le recomiendan que se vaya a su casa y nomás tenga “pruebas” –algún ojo morado o labio reventado – vuelva “corriendo” para poder hacer formal denuncia.

Cada vez que uno escucha estas historias se extrémese porque generalmente, las que te lo cuentan, tuvieron que recurrir a incrementar el tono de las peleas y retar a sus parejas en busca del golpe que les diera las “pruebas” para poder liberarse del infierno en que vivían. Es decir, que el sistema en vez de protegerlas, les impuso que debían exponerse a niveles más  altos de violencia para poderlas proteger.

Esto pasa porque no existe en nuestro país una conciencia real de las secuelas de las distintas clases de violencia. Pareciera que a menos que te deje un ojo morado, todo lo demás no vale la pena atenderlo ni darle la relevancia que tiene. No se tiene conciencia de las secuelas profundas que la violencia que no deja seña, tiene en las vidas de las personas que la sufren.

Para contribuir con esta conciencia, a continuación un recuento de las clases de violencia a las que podés estar expuesta:

  • La violencia física: aparentemente la única que cuenta a la hora de denunciarla. Incluye ser golpeada, ahorcada, pateada, mordida o cualquier otro acto en el que se te infrinja o se te quiera infringir un daño físico. También se considera violencia física si te arrojan cosas para lastimarte.
  • Violencia o abuso emocional: es cuando te gritan, te insultan o te amenazan con lastimarte o causarte problemas. También se considera abuso el querer controlar lo que hacés y un favorito de los nicaragüenses: el acusarte de trabajadora sexual, promiscua o de “andar buscando hombres” si llegás tarde a casa, hablás con alguien, querés trabajar o hacer cualquier cosa con la que tu pareja no esté de acuerdo.
  • Abuso sexual: es forzarte, usando la violencia, la manipulación o la amenaza, a hacer algo sexual que vos no querés o que no te gusta.

Los morados en un mes se borran, pero las consecuencias psicológicas y emocionales quedan por mucho más tiempo, a veces marcando profundamente una vida. Es injusto que estemos exponiendo a nuestras mujeres a los peligros de la violencia física para poder conseguir justicia para ellas y castigo para sus agresores.

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Por Ana Salgado

Psicóloga clínica especialista en terapia sexual y de parejas formada en la prestigiosa Universidad de Barcelona.
Divide su tiempo entre su práctica clínica, conferencias y su labor como columnista y bloguera.
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