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Situaciones humanas

Las máscaras que usamos

Las máscaras son estrategias de sobrevivencia infantiles que resultan desadaptativas en adultez porque ocultan nuestro ser auténtico.

Las máscaras son estrategias de sobrevivencia infantiles que resultan desadaptativas en adultez porque ocultan nuestro ser auténtico. Hay tres máscaras principales. Todos nos manifestamos a través de las tres, pero una es la más fuerte.

  1. La máscara del poder: es un intento de controlar la vida. La propia, pero principalmente, la de otros.  Se expresa:
  • Con una seguridad y auto estima exagerado. 
  • Busco tener la razón. Ganar todo el tiempo. 
  • Dificultad de contactar mis verdaderas necesidades y reconocer mis vulnerabilidades. 
  • Rechazo el amor y el contacto, la cercanía (“antes de que vos me dejés, yo te dejo”) 
  • Agresiva, violenta. 
  • Manifiesta una excesiva independencia en las relaciones. 
  • Surgen conflictos al trabajar en equipo y al negociar. 
  1. La máscara de la serenidad: “Aquí no pasa nada, todo está bien”. Es la calma absoluta y al mismo tiempo, por dentro me desmorono emocionalmente y estoy desesperada. Es la última máscara que usamos y la usamos cuando se me dificulta tanto hacerle frente al afuera que me separo y me aislo de la realidad, con la ilusión de que se va a solucionar o va a dejar de suceder. Se expresa: 
  • Con falta de compromiso. No me hago cargo
  • Un falso desapego  a las cosas, a las personas y a lo que sucede.
  • Como falsa espiritualidad
  • Mucho desarraigo.
  1. La máscara del amor: Oculta mi necesidad de ser amado. Busco dar a los demás atención exagerada en la ilusión de que voy a recibir lo mismo. Lo que no veo es mi propia necesidad de afecto. Se expresa:
  • Soy perfectamente amorosa y sumisa
  • No hago daño a nadie. “Soy un ser de luz”
  • Me hago necesario al otro 
  • Impera mi incapacidad de decir lo que necesito.
  •  Me muestro desamparada y débil pero lo que quiero lograr es la dependencia del otro, someter al otro a través de éstos afectos.
  • Suprimo el resentimiento y la amargura de no sentime amada. 

Y ahora, ¿Que puedo hacer?

  1. Reconozco mi máscara: para esto necesito agudizar mi ser observador, sin juicio.  Trabajar en terapia la máscara me permite contactar con mi necesidad real, para poder hacerme responsable de mí.
  2. Agradezco que me sirvió: porque fue mecanismo de sobrevivencia. Lo que un día me sirvió, lo voy a querer usar siempre, por que me sirvió. Necesito darme cuenta que ya no soy esa niña, que ahora sí puedo tocar mi dolor. Reconozco que me da miedo cruzar a lo que no conozco y me atrevo ahora a ser común (un ser humano al que le da miedo, al que le duele).
  3. La integro, reconociéndola como factor de sanación y transformación: integracion significa darle un mejor lugar en mi vida, volverla recurso de sanación, de responsabilidad personal, ¿qué puedo hacer con ésto en mi vida, desde la conciencia? Y así, genero   capacidad de respuesta adulta, adaptativa

Por Ana Salgado

Psicóloga clínica especialista en terapia sexual y de parejas formada en la prestigiosa Universidad de Barcelona.
Divide su tiempo entre su práctica clínica, conferencias y su labor como columnista y bloguera.
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