Un estudio reciente ha mostrado que la satisfacción que una mujer siente con su relación de pareja disminuye significativamente luego de ver una comedia romántica. ¿Por qué sucede esto? Porque nos comparamos. Comparamos la realidad con la imagen idílica que nos presentan los medios de comunicación. Es como que nos sintiéramos insatisfechos porque caminamos y en vez de volar, como Superman.
Esta tendencia, la de compararnos, produce invariablemente sensaciones de insatisfacción, frustración y sufrimiento. Especialmente porque tendemos a compararnos con estándares inalcanzables e irreales. Obviamente siempre la realidad va a salir perdiendo porque nunca va a ser perfecta ni como en la TV.
En el caso de las relaciones, además, nos comparamos con lo que vemos que tienen otros. Vemos que los otros no pelean, que los otros son cariñosos, que los otros comparten o son solidarios. Vemos, obviamente, lo que los otros proyectan de sí mismos ante los demás. No estamos con ellos, en la intimidad, cuando tienen los mismos problemas que todos.
Al final, lo importante no es lo que otros tengan o cual es el ideal que yo debería querer, sino estar claro de quienes somos como individuos (con nuestros problemas y limitaciones), cual es el potencial que tenemos y los avances que vayamos teniendo, siendo la mejor pareja que podemos ser.
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