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Situaciones humanas

¿Para qué nos preocupamos?

preocupacionTodos lo estamos. Y mientras más adultos y más importantes, más aún: La preocupación.

La preocupación es una mente que vive en el futuro incierto (siempre lo es) e intenta controlarlo. Le emoción de base es el miedo.

El miedo con respecto al futuro, que se refleja en preocupación tiene que ver con nuestra desconfianza en nuestra propia capacidad para enfrentarnos y solucionar cualquier adversidad o vicisitud que surja del diario vivir. Mientras yo más confianza tengo de que puedo lidiar con lo que venga, menos me toca vivir en el futuro, y más puedo hacerlo en el presente.  

Nos preocupamos como un intento de solucionar “problemas” reales en nuestra vida cotidiana. Nos hace sentir que avanzamos o que estamos haciendo algo cuando en realidad no estamos haciendo nada. Por ejemplo, decimos que es un buen padre por que se preocupa por sus hijos. Pero la preocupación por sí misma a no cría hijos. El buen padre es el que está presente en la vida de sus hijos.  El que hace más que el que piensa. El estar pensando, preocupados, nos hace sentir ocupados. Y sólo nuestra mente lo está, pero en verdad no estoy haciendo nada para resolver mi situación. A veces incluso, todo lo contrario, la empeoramos por que la preocupación nos altera, nos confunde y nos nubla.

¿Puede la preocupación añadir un solo día con calidad a nuestra vida? ¿De 10 cosas que nos preocupan,  cuantas suceden en realidad?  Muy pocas. Por eso el título de éste artículo no empieza por un porqué, porque “razones” o excusas sobran. El para qué denota una intensión y nos conecta inmediatamente con el resultado que obtenemos de una acción, en este caso, preocuparnos. ¿Qué resultados obtenemos de preocuparnos? Ninguno.
Y no es que no sea importante pensar.  Lo es y mucho, pero no es lo mismo pensar con claridad en un momento, tomar una decisión y actuar de acorde que quedarnos pensando en las infinitas posibilidades de nuestras acciones, pasadas, presentes, mías y de los demás. Eso solo nos paraliza.
Entonces, para disminuir las preocupaciones podemos:

  • Aprender a lidiar con nuestro miedo a lo incierto: Hay circunstancias que podemos controlar y otras que no. Por ejemplo, una de las preocupaciones más comunes es “el qué dirán”. En éste caso yo puedo cuidar como yo actuó, que mis acciones sean prudentes y bien intencionadas. Lo que no puedo controlar es como lo vayan a percibir o juzgar otras personas. Entonces, ¿para qué preocuparme?
  • Reconocer las desventajas de preocuparme: Algunas incluyen:

o   Me sucede lo que estoy intentando evitar: En el mismo ejemplo, cuando yo me preocupo por el qué dirán, le doy atención inadecuada a algo que no puedo cambiar ni controlar y, como el cerebro solo puede poner atención a una cosa a la vez, me desenfoco de lo realmente importante, lo que yo voy a hacer, cómo y de qué forma lo voy a hacer. Si me desenfoco de lo que estoy haciendo, termino haciéndolo mal, o de forma imprudente, incorrecta o mal intencionado.  Y por tanto mi miedo tiene mayores posibilidades de volverse real.

o   Es una pérdida de tiempo:  como ya expliqué, porque nos aleja de la acción, de ocuparnos, que es lo que finalmente, lo que va moldeando nuestra vida (las acciones)

o   Dificulta mi proceso de toma de decisiones: Porque me sumerge en demasiados escenarios y posibilidades sobre los que no tengo control e incrementa mi miedo lo que interfiere con la claridad de mi pensamiento. Todo esto me pone más ansioso sobre cada paso que voy a dar y finalmente, me paraliza a la hora de realmente tomar acción.

  • Motivarme a vivir más en el tiempo presente: Si en el presente hago lo que tengo que hacer, de la mejor manera que puedo, esto reduce las posibilidades que tenga que sufrir consecuencias negativas en el futuro, por tanto incrementando mi confianza en mi capacidad de enfrentarme a la vida a como viene y, finalmente, reduciendo mis preocupaciones futuras.

Y cuanto menos me pre-ocupo y más me ocupo, más feliz la vida que vivo.

¿Amo como mis padres?

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Por Ana Salgado

Psicóloga clínica especialista en terapia sexual y de parejas formada en la prestigiosa Universidad de Barcelona.
Divide su tiempo entre su práctica clínica, conferencias y su labor como columnista y bloguera.
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